SALDANDO DEUDAS
El palacio de un visir suele tener poca actividad, exceptuando a la sacrosanta guardia del califato, el número de trabajadores no supera la docena y con más motivo en una población tan minúscula como la de Puerto Urrraca y sus alrededores.
Frente a una gran fuente de agua, el visir acogía a Alejo de la Vega después de un almuerzo copioso. la mecánica, la ingienería, el funcionamiento de las pequeñas cosas fascinaba al visir, a quien le gustaba ver esa fuente como una metáfora del bienestar y la seguridad de su pueblo. Alguien puede observar una fuente de agua y maravillarse con su sonido o refrescarse en su pequeño estanque. Pero lo que Adel veía era aquello que ocultaba la fuente, entendía que debía existir un perfecto engranaje de piezas y resortes que movían la corriente a través de pequeñas tuberías hasta que finalmente brotaba el agua. Del mismo modo para Adel, Alejo era un engranaje necesario que debe moverse por debajo de la oficialidad del califato para el bienestar y seguridad resultantes. Pero no solo eso era, Alejo era mucho más.
Repasaron asuntos tan dispares como la recaudación de impuestos, las relaciones con los reinos vecinos y el cumplimiento de las normas y tratados. Adel se mostraba silencioso, apesadumbrado. así solía comportarse en privado en los últimos tiempos, en los que su influencia y la de los sultanes se había visto diezmada por el alzamiento de una nueva fe pagana que seducía a nobles y creyentes del Dios único.
- ¿Qué se sabe del templo? ¿ Tenéis alguna noticia?- inquirió el visir.
- Todavía no tengo información del búho sobre los exploradores que envié.- hizo una breve pausa para mirar los preocupados ojos del visir.- Sé que ese grupo no es merecedor de vuestra estima, pero no temáis Adel, pronto llegarán aquellos que yo he de preparar. Gracias a Saro, el tercer miembro, he podido saber que varios mercenarios provenientes de la batalla de Fishpoint llegarán a vuestro puerto en menos de 6 lunas. Una vez se dejen reclutar les iré mostrando cómo sus caminos están destinados a cruzarse.- detuvo se Alejo ante el gesto del visir
- No gastes tu saliva conmigo, sé que tu confianza en los otros seis miembros es inestimable, pero para ese mago... no sé si cualquier grupo recién formado, aunque reciban tus instrucciones,será suficiente.
- Visir, tal como usted ordenó, contrataré a mercenarios porque no desea que se le relacione con cualquier vandalismo ocurrido con los sacerdotes del templo, y así no ganarse la enemistad de parte de su protectorado, entre los cuales el mago posee adeptos y es querido.- Puntualizó Alejo mineras se acercaba a la fuente de agua.
- Déjate de formalismos De la Vega - espetó el visir- te agradezco que hayas mantenido tu palabra durante los últimos 15 años, moviéndote en la sombra de esta comarca siendo mis ojos y oídos, pero este asunto es grave, y creo que necesitan de tus increíbles habilidades para llevar a cabo nuestro plan.- las palabras del Visir sorprendieron a Alejo.
- Pero Adel, si formo parte activa de la operación deberé marchar con ellos pues te negaste a buscar chivos expiatorios que cargaran con los crimenes. Y sabes bien que tus alguaciles y la guardia preguntarán hasta encontrarlos.- el visir recibió claramente el mensaje que esperaba oír mientras se acercaba a su mano derecha en las calles, miró de reojo la fuente y dijo:
- Conozco las repercusiones de tu implicación Alejo pero no es motivo para no actuar y ya llevas demasiado tiempo a mi lado. Sé que aún faltan dos años pero te has ganado que en esta vida y la próxima esté en deuda contigo, despreocúpate porque cumpliré mi parte del acuerdo llegado el momento.- lo sujetó de su hombro derecho y añadió.- además, qué mejor forma de despedirte de Puerto Urraca que librando a sus gentes de la perversa mano negra del gremio.
Alejo se retiró de los aposentos pensativo. Pese a todo seguía siendo un invitado clandestino y debía marchar sigilosamente a través de los muros del palacio. Sentado ya en su habitación frente al ventanal, contempló las gentes, las risas, los pasos de aquellos a los que iba a ayudar anónimamente por última vez. Las palabras del visir le estaban dando mucho que pensar, finalmente había sido liberado de su parte de las obligaciones, había logrado la colaboración del Visir para el concilio y podía marchar a entrenar a su nuevo grupo. Definitivamente debía prepararse para la siguiente etapa.
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