Sobreviviendo en el Bosque de Nahore
Finalmente hemos podido jugar la última partida de la Saga Tres, a
partir de ahora vendrán unas sesiones dedicadas al arco argumental
ubicado en Jolouceniza, donde avanzará la trama que busca una cura para
la infección que amenaza a Andrania. La partida de hoy ha sido la
continuación directa de Perdidos en el Paso de Nahore, os dejo con la Crónica en la que han participado Kanban, Careni y Paet:
Sobreviviendo en el Bosque de Nahore:
Una vez comprobaron con cuantos víveres y armas contaban pensaron en
bordear el bosque de Nahore esquivando la niebla formada la toxina
gaseosa, aunque antes debían enfrentarse a ella un par de veces más pues
debían recuperar las muestras de sangre infectada y huir de lugar.
Iunatara y Solksjaer desearon suerte a sus compañeros y les cubrieron la
retaguardia mientras los esperaban. Rondo y tartaj se internaron en la
niebla, corrieron cómo alma que les lleva el diablo mientras notaban los
efectos del gas, temían que algo surgiera de entre la niebla pero
lograron salir de ella y llegar a la Tortugoneta que habían abandonado,
aún continuaba un cocrodino mordisqueando una de las extremidades
mientras un par más se movían por el interior de la tortugoneta.
Tartaj cargó contra los dos cocrodinos logrando herir a uno con su hacha
mientras empujaba al otro al exterior gracias a su escudo, Rondo corrió
en dirección a la Tartaj pero en mitad de la carrera sintió
dolorosamente cómo era mordido por un cocrodino, el cocodrino falló el
intento de apresar a Rondo mientras éste le disparó un virotazo en la
boca. Una vez ambos aventureros se hallaron en el interior de la
Tortugoneta tuvieron mas fácil el acabar con el cocrodino del interior, y
desde ahí Rondo fue disparando a los dos cocrodinos restantes. Una vez
cayó uno de ellos el otro trató de huir, pero Tartaj no iba a permitirlo
y gracias a la flecha que dio en una extremidad del cocrodino pudo
alcanzarlo y que su hacha acabara con él.
Comprobaron que sólo quedaban 4 muestras de sangre, el resto de frascos
estaban rotos sobre la concha de la Tortugoneta y temiendo lo peor
decidieron decapitar a la criatura y quemar sus restos con los
cocrodinos.
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Los Torbalís |
Una vez estuvieron todos juntos, idearon una ruta que consistía en ir
esquivando los movimientos de viento que pudiera traerles la niebla de
gas hacia ellos, siempre evitando internarse en lo profundo del bosque
de Nahore. Realizaban guardias cada Noche y sólo una parada de descanso
al día durante la que aprovechaban para comer. Pese a todo no pudieron
evitar encontrarse con terrenos fangosos, espesuras de arboles que
dificultaban el avance y varias criaturas que fueron poniendo en apuros a
los aventureros. Primero esquivaron a una pequeña manada de salvajes
Torbalís, animales fuertes y peligrosos, bien parecidos a reses pero que
se trata de depredadores que cazan y devoran siempre que tengan hambre.
Esquivaron también arenas movedizas, plantas venenosas y un par de
trampas de elaboración muy rudimentarias. Se comenzaron a sentir
observados, prepararon trampas en el camino y la tercera noche
prepararon un cebo para atraer a sus observadores haciéndose pasar por
dormidos cuando realmente estaban aguardando su llegada. Pero no sirvió
porque salieron despavoridos en cuanto los observadores se dieron cuenta
de que algo se movía.
Al siguiente día los aventureros volvieron a dejar trampas preparadas
pero no se activaron. Sin embargo conforme andaban en fila de a uno, de
repente, Solksjaer se giró hacia Rondo acusándole de traidor por haberle
apuñalado por la espalda. Rondo pudo advertir que una aguja había sido
clavada, suponía que mediante cerbatana, en el cuello de Solksjaer. Los
demás trataron de buscar la dirección por donde venían las cerbatanas,
Iunatara logró ver a un ser de estatura mediana y cabeza reptiliana
agacharse tras un matorral tras lanzar otra aguja contra Rondo. Tartaj
se lanzó contra el arbusto y Rondo se puso a discutir con un árbol. Las
alucinaciones provocadas por la sustancia de las agujas habían dejado a
Rondo gritándole a un árbol que dejara de reírse de él mientras
Solksjaer le gritaba traidor a Rondo.
Entre Iunatara y Tartaj acabaron con la pequeña amenaza de los Ofidios
cuando sintieron un temblor de tierra, se trataba de un grupo de ofidios
que corrían despavoridos delante de 3 Torbalis enfurecidos, Tartaj
lanzó al ofifio que apresó contra el grupo que huía de los torbalis,
haciéndolos caer cómo unos bolos. La embestida torbalí fue letal para el
grupo de ofidios y los aventureros tenían escasos segundos para
reaccionar antes de ser atropellados. El ensordecedor y paralizador
gruñido de los Torbalis provocaron miedo sobre Iunatara y Solksjaer que
no fueron capaz de esquivar, mientras tanto Rondo y Tartaj lograban
escapar de la cornamenta torbalí. Pese a recibir un virotazo de Rondo
los torbalí continuaron su marcha caótica con un ofidio agarrado sobre
sus cuernos.
La cuarta noche no se dieron cuenta de que mientras dormían unas
enredaderas zarzas de malévolas espinas trataban de abrirse camino
tronco arriba en busca de los aventureros. Aunque Tartaj fue apresado y
le drenaron algo de sangre logró escapar gracias a la ayuda de sus
compañeros que mediante el fuego lograron acabar con la zarza
chupasangre. Afortunadamente pasaron el quinto día y su noche sin
problemas, avanzando rápidamente hasta poder finalmente salir del
paisaje limítrofe del bosque de Nahore, consiguieron salir de él.
Estaban tardando bastante más de lo planeado pero al menos aún seguían
vivos.
El tramo más peligroso del camino ya había sido recorrido, al menos eso creían.
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