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El presente códex pretende amasar digitalmente el compendio de manuscritos usados en las partidas de rol que tienen cómo escenario de campaña a la tierra de corte medieval fantástica llamada Andrania.

Sobre Andrania: El fin de este escenario no es disponer de un escenario de fantasía medieval bien argumentado y descrito. No, el fin de Andrania es que crezca gracias a las aventuras de un grupo de amigos y evolucione según los deseos de estos… en este sentido vendría a ser algo así como el país de Fantasía en la conocida obra de Michael Ende La historia Interminable.


A cerca de la participación: Si estáis interesados en participar de algún modo o queréis preguntar podéis poneros en contacto enviando un correo electrónico a contacto@demariusland.es

Cómo navegar por el Códex

Para que repercuta en un mayor orden, la barra lateral contiene el desglose del contenido de éste microsite. Primeramente, en el apartado Campaña, podéis ver una brevísima descripción sobre las diferentes sagas jugadas. Seguidamente y ordenados cronológicamente podremos enlazar en cualquier crónica de las partidas jugadas- aún no hay crónicas de la saga 1-. Si nos apeteciera ir directamente a las descripciones sobre lugares andranitas también tenemos un pequeño listado tras las crónicas de las sagas. Y finalmente los distintos relatos que aportan trasfondos a la trama principal.

Crónica S3xP9

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Sobreviviendo en el Bosque de Nahore

Finalmente hemos podido jugar la última partida de la Saga Tres, a partir de ahora vendrán unas sesiones dedicadas al arco argumental ubicado en Jolouceniza, donde avanzará la trama que busca una cura para la infección que amenaza a Andrania. La partida de hoy ha sido la continuación directa de Perdidos en el Paso de Nahore, os dejo con la Crónica en la que han participado Kanban, Careni y Paet:

Sobreviviendo en el Bosque de Nahore:

Una vez comprobaron con cuantos víveres y armas contaban pensaron en bordear el bosque de Nahore esquivando la niebla formada la toxina gaseosa, aunque antes debían enfrentarse a ella un par de veces más pues debían recuperar las muestras de sangre infectada y huir de lugar. Iunatara y Solksjaer desearon suerte a sus compañeros y les cubrieron la retaguardia mientras los esperaban. Rondo y tartaj se internaron en la niebla, corrieron cómo alma que les lleva el diablo mientras notaban los efectos del gas, temían que algo surgiera de entre la niebla pero lograron salir de ella y llegar a la Tortugoneta que habían abandonado, aún continuaba un cocrodino mordisqueando una de las extremidades mientras un par más se movían por el interior de la tortugoneta. 
Tartaj cargó contra los dos cocrodinos logrando herir a uno con su hacha mientras empujaba al otro al exterior gracias a su escudo, Rondo corrió en dirección a la Tartaj pero en mitad de la carrera sintió dolorosamente cómo era mordido por un cocrodino, el cocodrino falló el intento de apresar a Rondo mientras éste le disparó un virotazo en la boca. Una vez ambos aventureros se hallaron en el interior de la Tortugoneta tuvieron mas fácil el acabar con el cocrodino del interior, y desde ahí Rondo fue disparando a los dos cocrodinos restantes. Una vez cayó uno de ellos el otro trató de huir, pero Tartaj no iba a permitirlo y gracias a la flecha que dio en una extremidad del cocrodino pudo alcanzarlo y que su hacha acabara con él. 
Comprobaron que sólo quedaban 4 muestras de sangre, el resto de frascos estaban rotos sobre la concha de la Tortugoneta y temiendo lo peor decidieron decapitar a la criatura y quemar sus restos con los cocrodinos. 
Los Torbalís 
Una vez estuvieron todos juntos, idearon una ruta que consistía en ir esquivando los movimientos de viento que pudiera traerles la niebla de gas hacia ellos, siempre evitando internarse en lo profundo del bosque de Nahore. Realizaban guardias cada Noche y sólo una parada de descanso al día durante la que aprovechaban para comer. Pese a todo no pudieron evitar encontrarse con terrenos fangosos, espesuras de arboles que dificultaban el avance y varias criaturas que fueron poniendo en apuros a los aventureros. Primero esquivaron a una pequeña manada de salvajes Torbalís, animales fuertes y peligrosos, bien parecidos a reses pero que se trata de depredadores que cazan y devoran siempre que tengan hambre. Esquivaron también arenas movedizas, plantas venenosas y un par de trampas de elaboración muy rudimentarias. Se comenzaron a sentir observados, prepararon trampas en el camino y la tercera noche prepararon un cebo para atraer a sus observadores haciéndose pasar por dormidos cuando realmente estaban aguardando su llegada. Pero no sirvió porque salieron despavoridos en cuanto los observadores se dieron cuenta de que algo se movía. 
Al siguiente día los aventureros volvieron a dejar trampas preparadas pero no se activaron. Sin embargo conforme andaban en fila de a uno, de repente, Solksjaer se giró hacia Rondo acusándole de traidor por haberle apuñalado por la espalda. Rondo pudo advertir que una aguja había sido clavada, suponía que mediante cerbatana, en el cuello de Solksjaer. Los demás trataron de buscar la dirección por donde venían las cerbatanas, Iunatara logró ver a un ser de estatura mediana y cabeza reptiliana agacharse tras un matorral tras lanzar otra aguja contra Rondo. Tartaj se lanzó contra el arbusto y Rondo se puso a discutir con un árbol. Las alucinaciones provocadas por la sustancia de las agujas habían dejado a Rondo gritándole a un árbol que dejara de reírse de él mientras Solksjaer le gritaba traidor a Rondo. 
Entre Iunatara y Tartaj acabaron con la pequeña amenaza de los Ofidios cuando sintieron un temblor de tierra, se trataba de un grupo de ofidios que corrían despavoridos delante de 3 Torbalis enfurecidos, Tartaj lanzó al ofifio que apresó contra el grupo que huía de los torbalis, haciéndolos caer cómo unos bolos. La embestida torbalí fue letal para el grupo de ofidios y los aventureros tenían escasos segundos para reaccionar antes de ser atropellados. El ensordecedor y paralizador gruñido de los Torbalis provocaron miedo sobre Iunatara y Solksjaer que no fueron capaz de esquivar, mientras tanto Rondo y Tartaj lograban escapar de la cornamenta torbalí. Pese a recibir un virotazo de Rondo los torbalí continuaron su marcha caótica con un ofidio agarrado sobre sus cuernos.
La cuarta noche no se dieron cuenta de que mientras dormían unas enredaderas zarzas de malévolas espinas trataban de abrirse camino tronco arriba en busca de los aventureros. Aunque Tartaj fue apresado y le drenaron algo de sangre logró escapar gracias a la ayuda de sus compañeros que mediante el fuego lograron acabar con la zarza chupasangre. Afortunadamente pasaron el quinto día y su noche sin problemas, avanzando rápidamente hasta poder finalmente salir del paisaje limítrofe del bosque de Nahore, consiguieron salir de él. Estaban tardando bastante más de lo planeado pero al menos aún seguían vivos. 
El tramo más peligroso del camino ya había sido recorrido, al menos eso creían.
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