El Portal y la Varita (parte II)
La crónica
Entonces lo tuvo claro, se alejo dos pasos del akodenes, sacó su látigo y ordenó a sus guardias negros que se mantuvieron apartados. Bastó un fuerte giro de muñeca para que el látigo agarrara por el cuello al akodones, la fuerza de la barbakkia lo arrastro hacia él y con un enérgico impulso lo lanzó por encima suyo para hacerlo caer de costado contra el suelo, lo siguiente que pudo ver el akodones fue a la guerrera caer sobre él clavandole una daga. Con la certeza de que iba a morir, el akodones puso su mano sobre la mano de la barbakkia mientras ésta empuñaba su daga. Entonces la barbakkia comenzó a recibir imágenes de lo que parecía había sido la vida del ser que poseía al akodones hasta que llegó a su muerte. Starback, tras la visión ofrecida por su moribundo oponente, entendió que el huésped que ocupaba al akodones y lo había dominado hasta ahora era un espíritu asura.
Dicho espíritu logró atravesar su plano hasta el nuestro gracias a la varita cristalina que portaba, la cual obedecía al idioma asuriano. En las visiones sentía él miedo y la esperanza del espíritu. Justo antes de su último aliento compartió la siguiente frase con la barbakkia: "éste era él último... Shenron".
Al incorporarse Starback comprobó que en la otra mano de su víctima se encontraba la varita cristalina de color rojizo que vio en las visiones. Se la guardó para sí e informó de la muerte de la amenaza. Los habitantes del protectorado insistieron para que Starback aguardara la llegada del kamless de la reunión con el Príncipe, llegó casi dos días después de la eliminación del akodones, el nombre del kamless es Jhamin. Tuvieron una reunión muy correcta donde Starback presentó sus servicios y el kamless le agradeció su labor con un pago en monedas de oro.
El kamless le reveló a Starback que todos los kamm y kamless del protectorado habían sido reunidos para dar la alerta y preparar estrategia contra un nuevo mal que emergio en la frontera sur, una extraña epidemia o maldición ha convertido a los hombres en deboradores de sus congeneres. Informa también del reporte de una aldea, junto al bastión del páramo, asediada por la maldición y lo extraño de las circunstancias de que surgiera la epidemia de manera aislada tan lejos de su foco original hace pensar que alguien esté tras la propagación de la maldición. De éste modo entrega a la barbakkia un halcon domesticado que podrá usar cómo comparañero de batalla, de exploración o cómo mensajero.